Primero mojas la mano y un poco del brazo en un bol de agua para proteger el brazo, luego cojes una espuma que contiene metano y al acercar una llama se consume toda la espuma y se enciende la llama, cuando toda la espuma desaparece el fuego se apaga. Esto pasa por el contacto del fuego con el metano y gracias al agua el fuego no te quema.
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